
Desde Nairobi y con breve escala en Caracas, ha llegado a Ciudad Guayana el profeta keniano David Owuor. Diferentes líderes de la ciudad y representantes de los medios de comunicación estuvieron presentes en la rueda de prensa que ofreció a primera hora de la tarde.
El lugar donde se realizó la rueda de prensa se encuentra exactamente al frente del Aeropuerto Internacional Manuel Piar de Ciudad Guayana. Cada cierto tiempo, el equipo de prensa acreditado miraba hacia allá con la esperanza de encontrar una señal que anunciara la llegada del profeta. El vuelo que lo traía a la ciudad tenía un par de horas de retraso y eso motivó que las conversaciones, intercambio de números telefónicos, chistes y camaradería ocupara el tiempo de espera.
Lednys López, coordinador de medios de la cruzada, conversó con los periodistas y reporteros gráficos, dio un resumen de las actividades que se van a realizar e introdujo el encuentro con el profeta Owuor.
Cerca de la 1:15pm una comitiva de ocho personas más el profeta Owuor hicieron entrada al recinto con capacidad para 30 personas aproximadamente. Alto, delgado, pausado y muy cordial, el profeta Owuor saludó afectuosamente a los presentes. Se ubicó en el lugar que estaba identificado con su nombre y lo escoltaron del lado izquiero su intérprete y al derecho el Coordinador General del evento, el Pastor Ubardo Pinto.
Reprensentantes de la prensa escrita de la ciudad, boletines y periódicos cristianos, emisoras radiales y canales de televisión estaban atentos a lo que ocurriría en pocos minutos. La mayoría quería saber si traía una profecía para Venezuela, si Dios le ha mostrado algo relacionado con un desastre natural o escuchar de su propia boca qué fue lo que Dios le permitió ver sobre Haití y Chile. Todos los presentes sabían que el profeta Owuor había anunciado las catástrofes que enlutaron a América Latina en la transición del 2009 al 2010.
Lednys López saludó a los asistentes y abrió el ciclo de preguntas, pero antes alguien quería decir algo.
El profeta David Owuor pidió hacer una breve introducción antes de ser interpelado por los asistentes, había cosas importantes que compartir.
Sus primeras palabras fueron esperanzadoras: Ustedes están parados en el punto de un gran avivamiento que va a sacudir esta nación.
Se tomó el tiempo necesario para explicar cómo Dios lo llevó a profetizar los desastres naturales de Haití y República Dominicana y todo el salón estaba en absoluto silencio.
"...yo fui a República Dominicana en noviembre del 2009...a dos reuniones que fueron cubiertas por la prensa tal como ustedes lo hacen hoy. Hubo una transmisión en vivo y durante ese tiempo yo profeticé el terremoto de Haití. El mensaje que Dios me dio para ellos fue el mensaje del arrepentimiento. Ustedes escucharon como el Espíritu Santo transmitió ese mensaje, él dijo que el Señor demandaba de la iglesia que se arrepintiera, especialmente el sacerdocio -pastores, evangelistas, líderes y obispos-. El mensaje era que si no se arrepentían un terremoto iba a ocurrir en la isla La Española".
Desde 1770 no ocurría un terremoto de esas dimensiones. Su potencia alcanzó los 7.0 grados seguido de réplicas de 5.0, 5.5 y 5.1, causó la perdida de más de 200.000 vidas, más de 300.000 heridos y más de un millón de damnificados.
El Profeta no se detuvo en las consecuencias del terremoto, el abordó la causa, "el Señor ha hablado acerca de la inmoralidad sexual, hechicería, y toda forma de brujería. El liderazgo debe arrepentirse del pecado sexual y la inmoralidad en la casa del Señor, incluyendo el amor por el dinero. Han robado la lealtad y el apego de la iglesia al Señor"
En el mismo orden de ideas se refirió a Chile, "Yo fui a Santiago de Chile ese mismo año 2009...Yo dije: esto es lo que dice el Señor: hay pecado dentro de la iglesia y a pesar de eso la iglesia es la luz de la nación y la luz del mundo. Jehová está pidiendo a la iglesia que se arrepienta y se limpie del pecado. Especialmente del evangelio de prosperidad que ha destruido el mensaje de Cristo porque la iglesia se ha olvidado de la santidad. Se está estableciendo la homosexualidad en Chile. Si ellos no se arrepentían vendría un terremoto fuerte y yo dije que vi que el océano no se detiene y dije que el océano viene a vomitar sobre la tierra. Ellos no se arrepintieron. Mira lo que sucedió en febrero".
El grupo de pastores que forman parte del comité organizador escuchaba con atención y la primera andanada de flashes ya había cesado. El profeta David Owuor concluyó su introducción anunciando que Dios ama a Venezuela y que si la iglesia de Jesucristo se arrepiente, verán la gran manifestación de la gloria de Dios a través de un avivamiento sin precedentes.
Abierta la ronda de preguntas, ningún medio de comunicación preguntó nada relativo a la cruzada, todas las preguntas se centraron en el llamado a la iglesia, las consecuencias de no arrepentirse, la santidad y qué ha dicho Dios sobre Venezuela.
"Dios ama a Venezuela, lo digo porque Venezuela puede aprender de las otras naciones, al ver lo que ellas no hicieron. Dios no está pidiendo dinero, está pidiendo corazones vacíos para que se arrepientan y sean epicentro del avivamiento. El mensaje que traigo es el mensaje del amor de Dios y por eso pide arrepentimiento. Esta ciudad se debe mover por el arrepentimiento nacional. Su gloria no se va a mezclar con el pecado de la iglesia. Hay que obedecer la orden de Dios. Arrepentirse y rechazar el pecado y convertirse en vasos. Dios me ha enviado aquí porque ha visto el corazón humilde de los venezolanos".
Una hora había transcurrido pero parecía que apenas eran minutos. Tuvo palabras de agradecimiento para todos los comunicadores presentes y aprovechó la transmisión en vivo a través de varias emisoras para pedirle a los oyentes que no dejen de ir a la cruzada, que lleven a los enfermos y a los niños.
El profeta Owuor expresó que guardaba para sí la palabra completa que Dios ha dado para la nación hasta el día de la cruzada. Ha quedado sembrada la expectativa para que nadie falte el viernes 19 y el sábado 20 de marzo 2010 a un encuentro con la manifestación de la gloria de Dios.
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