Lucas
18:8 Os digo que pronto les hará justicia. Pero cuando venga el Hijo del Hombre, ¿hallará fe en la tierra?
El anuncio que se puede leer en
la pagina web del Arzobispado de Berlín (www.erzbistumberlin.de) es breve y
tiene muy poco que ver con la misión evangelizadora de la Iglesia católica y
menos con las solemnes celebridades de Semana Santa. Bajo el rubro Inmobilien,
el arzobispado intenta desde hace varias semanas vender una capilla y una
iglesia construidas en el siglo pasado en los Estados de Brandeburgo y
Mecklemburgo-Pomerania Occidental y que se quedaron huérfanas de fieles. Por
ejemplo, el precio de una capilla en la localidad de Loitz es de 20.000 euros,
e incluye un terreno de 1.057 metros cuadrados y una iglesia
construidas en el siglo pasado. Una nave de 175 metros cuadrados
de superficie y un terreno de 952 metros se vende por 135.000 euros.
La Iglesia evangélica, que sufre
el mismo mal que la católica, decidió utilizar las herramientas de la
informática para poner a la venta los templos que ya no puede financiar por
falta de dinero y también a causa de la huida masiva de creyentes. Para
facilitar la venta de sus templos, la Iglesia creó la página web
www.kirchengrundstuecke.de donde anuncia la venta de unos 170 templos y casas
parroquiales y 140 terrenos baldíos.
La Iglesia evangélica clausuró
entre 1990 y 2010, 340 templos de los cuales 46 fueron demolidos y es muy
posible que otros mil templos tengan que ser cerrados en las próximas dos décadas
a causa de un problema que el pastor Reinhardt Maiwack, portavoz de la
institución, conoce de memoria. "Entre 120.000 y 150.000 personas
abandonan la Iglesia cada año", dijo el pastor a EL PAÍS.
Las estadísticas de la Iglesia
Católica son similares. Según el informe anual 2011-2012 de la Conferencia
Episcopal, 126.488 personas abandonaron en 2011 la Iglesia católica alemana,
una sangría que obligó a los obispos a cerrar más de 400 templos. "En los
próximos 10 años se calcula que unas 700 iglesias dejaran de ser utilizadas
para celebrar la liturgia", dijo el portavoz de la Conferencia Episcopal,
Mathhias Kopp.
La venta de iglesias católicas y
templos evangélicos en Alemania obedece a una ley categórica que impera en el
capitalismo. Sin dinero y sin fieles, las naves religiosas pierden su razón de
ser y las autoridades deben vender los edificios donde antiguamente se
predicaba la palabra divina. Según estadísticas oficiales, actualmente hay en
Alemania un 10% menos de católicos y un 17% menos de evangélicos de los que
había a comienzos de los años noventa.
Pero la venta también dejó al
desnudo un fenómeno que nunca ha terminado de ser aceptado por los fieles y que
provoca inquietud. La gran mayoría de las iglesias que se venden son
convertidas en atractivos restaurantes, pistas de baile, gimnasios y oficinas
de lujo como ocurrió con la iglesia evangélica Stephanuskirche, en el elegante
barrio Eimsbüttel de Hamburgo, o con el monasterio de Geistingen, cerca de
Colonia, que fue transformado en un lujoso complejo de viviendas.
La metamorfosis de los templos
religiosos en centro de consumo o en oficinas de lujo, que había sido aceptada
de mala gana por los fieles, provocó recientemente una terrible polémica en
Hamburgo, una ciudad rica, culta, liberal, tolerante y que está orgullosa de
ser, como reza uno de sus lemas más conocidos, "una puerta abierta al
mundo".
La famosa tolerancia hanseática
se hizo trizas cuando la población se enteró, a comienzos de febrero, que la
iglesia evangélica Kapernaum ubicado en el barrio Hamburgo-Horn, y que aún luce
una torre de 44 metros
de altura, había sido adquirida por una comunidad musulmana, para convertir el
histórico edificio en una mezquita.
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