
Una jueza de paz argentina aseguró este viernes que aunque le “cueste la vida” no casará a parejas homosexuales en el registro civil, un día después de que el Senado argentino aprobó una ley que autoriza esas uniones.
“Que me acusen de lo que quieran. Dios me dice una cosa y yo la voy a obedecer a rajatabla, aunque me cueste el puesto, y aunque me cueste la vida, porque primero está lo que Dios me dice”, dijo Marta Covella, jueza de paz de la ciudad de General Pico (700 km al sur), sobre las bodas homosexuales.
El Senado argentino aprobó el jueves una ley que por primera vez en Latinoamérica autoriza a nivel nacional las bodas entre personas de igual sexo y les otorga los mismos derechos que a las parejas heterosexuales, como el de la adopción y beneficios sociales.
“Me crié leyendo la Biblia y sé lo que Dios piensa. Dios ama a toda la gente pero no aprueba las cosas malas que hace la gente. Y una relación entre homosexuales es una cosa mala delante de los ojos de Dios”, señaló Covella, quien se definió como cristiana evangélica.
Dijo que si se presentara una boda gay la ceremonia civil la hará una jueza suplente.
La influyente Iglesia católica argentina, el culto mayoritario en el país, al igual que varias vertientes evangélicas, desplegaron antes de la votación en el Senado una amplia movilización de sus fieles en rechazo de la norma.
La Iglesia católica definió a la ley como un “proyecto del demonio”.
Hechos
5:29 Respondiendo Pedro y los apóstoles, dijeron: Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres.
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