
La guerra del velo islámico llega oficialmente a España -tras pequeñas revueltas sin importancia en Gerona y en Ceuta hace un año y medio-, concretamente a Pozuelo de Alarcón, uno de los pueblos más exclusivos del extrarradio de Madrid . Naywa, la menor expulsada de clase del Instituto Camilo José Cela por llevar velo, padece una «depresión» y corre el riesgo de ser hospitalizada, según aseguró ayer su padre.
Ante las puertas del centro, éste mostró su preocupación por la salud de su hija por la «presión» que ha sufrido en los últimos días tras verse apartada del aula por portar hiyab y por el hecho de que el Consejo Escolar se reunía para revisar su reglamento interno. De hecho, horas después, se negó a reformarlo y mantiene su postura.
Por otra parte, cinco alumnas del colegio asistieron ayer al centro con la cabeza cubierta con el velo islámico en apoyo a su compañera. En declaraciones a los medios a la entrada de las clases, tanto el progenitor de una de estas menores como las propias niñas reiteraron que la decisión de llevar la polémica prenda la habían tomado «voluntariamente», y por «solidaridad» con su compañera.
Los acontecimientos están tomando tal cariz que se hizo precisa la intervención de dos ministros: el de Educación y el de Justicia. El primero, Ángel Gabilondo, se mostró partidario de la asistencia a clase de la niña expulsada, ya que, en su opinión, el derecho de la educación «está por encima de todo». «El derecho a la imagen, el religioso y, sobre todo, el derecho a la educación, están por encima de esta polémica», aseveró.
Respecto a la posibilidad de que la futura Ley de Libertad Religiosa regule este tipo de aspectos, el ministro aseguró que «no se puede comparar la identificación de un colectivo en una sociedad aconfesional, según establece la Constitución, con una medida particular y personal». «La ley no se va a meter en estos temas», zanjó.
Menos contundente se mostró su colega, Francisco Caamaño, que recordó que la Constitución reconoce la libertad de credo «de una manera muy amplia» y defendió que la sociedad española ha dado muestras de «tolerancia religiosa», por lo que dijo estar «seguro» de que incidentes como éste, «propios de una sociedad multicultural», se solucionarán «poco a poco».
Como apuntó el portavoz del PSOE en el Congreso, José Antonio Alonso, en Francia «llevan muchos años discutiendo esta polémica sin conclusión». Lo cierto es que en el país vecino la comunidad islámica es mucho más numerosa que en España, y la polémica se zanjó en 2004 con la llamada ley del velo, que prohibió la utilización de cualquier símbolo religioso ostensible en las escuelas. Por algo los galos presumen de vivir en un Estado laico.
igualdad. Mientras los mayores opinan, los chicos también. El presidente de la Unión Democrática de Estudiantes, agrupación mayoritaria en el Consejo Escolar de la Comunidad de Madrid, Álvaro Vermoet, afirmó que la religión no puede ser «la excepción que no cumpla la norma» porque «todos los individuos son iguales ante la ley» y, en el caso de Najwa, «ante las normas del centro escolar».
Así, el joven explicó que «sería profundamente negativo que se cambiara la norma del centro que exige a los alumnos llevar la cabeza descubierta o se hiciera una excepción en este caso por un motivo de fe» ya que, por un lado, «las leyes no dependen de la cultura de cada uno y son iguales para todos» y, por otro, «porque es la primera lección de integración que se debe enseñar en las escuelas».
Según sostuvo Vermoet, si ahora el IES Camilo José Cela cambia la norma para autorizar que la niña lleve velo, también tendrá que hacerlo «cuando sus padres no quieran que haga gimnasia porque conlleva un vestuario y unos movimientos indecorosos», por lo que, al final, «se estará encubriendo una situación de discriminación: a esta chica solo por ser musulmana se le aplicarán las leyes de un país árabe, cuando vive en un Estado democrático y laico».
En las antípodas de este planteamiento se encontraba el presidente de la Junta Islámica Española, Mansur Escudero, que recalcó que, al «igual que una monja o un sacerdote, si una persona considera que su obligación religiosa es llevar un velo, ésta tiene el derecho personal de usarlo, amparado por la libertad de credo».
«Lo privado es un derecho fundamental que ampara la Constitución; cualquier ciudadano de cualquier confesión tiene derecho a llevar un pañuelo o un crucifijo», comentó el directivo, que destacó la importancia de distinguir entre símbolos públicos y privados. Además, «este debate puede provocar que aparezcan estímulos políticos que fomenten la xenofobia y atraigan a las personas radicales del electorado como ha ocurrido en Holanda o Suiza».
Desde el Gobierno regional de Madrid, su presidenta, Esperanza Aguirre, se remitió al reglamento del centro educativo, y comentó que ella está a favor de que no se lleven prendas que cubran la cabeza. Por su parte, el Defensor del Menor, Arturo Canalda, afirmó que no hay vulneración de la ley porque la Consejería garantiza el derecho a la educación de la menor, pero consideró que el colegio debería haber abordado el tema desde el punto de vista humano.
Agencias
No hay comentarios.:
Publicar un comentario