

El Papa Benedicto XVI, que afronta una de las crisis más graves de su pontificado por escándalos de abusos sexuales relacionados con sacerdotes, dijo el domingo que su fe le daría el coraje necesario para no verse intimidado por las críticas.
El pontífice de 82 años presidió la misa de Domingo de Ramos frente a cientos de miles de personas en una soleada Plaza de San Pedro, en el inicio de los actos de Semana Santa que conmemoran los últimos días de vida de Jesús.
Aunque no mencionó directamente el escándalo de abusos sexuales contra menores por parte de sacerdotes, partes de su sermón podrían ser aplicables a la crisis a la que él y su iglesia se están enfrentando.
El líder católico dijo que la fe en Dios ayuda a llevar a uno "hacia el coraje de no permitirse verse intimidado por las mezquinas habladurías de la opinión dominante".
También habló de cómo el hombre a veces "cae a lo más bajo, a niveles vulgares" y "se sume en el pantano del pecado y la falta de honradez".
Una plegaria leída durante la misa pidió a Dios que ayude "a la juventud y a aquellos que trabajan para educarlos y protegerlos", lo que según Radio del Vaticano pretendía "resumir los sentimientos de la Iglesia en este difícil momento en el que se enfrenta a la plaga de la pedofilia".
Mientras el escándalo ha convulsionado a la Iglesia en Estados Unidos y Europa, el Vaticano ha adoptado una postura a la defensiva, atacando a la prensa por lo que ha calificado de un "poco ennoblecedor intento" por difamar al Papa Benedicto XVI y a sus principales asesores "a cualquier precio".
Sin embargo, el portavoz jefe del Vaticano reconoció el sábado que la respuesta de la Iglesia ante los casos de abusos sexuales de sacerdotes era crucial para su credibilidad y que estos debían "reconocerse y ser reparados" incluso en incidentes ocurridos hace décadas.
CREDIBILIDAD EN JUEGO
"La naturaleza de este problema atraerá sin duda la atención de la prensa y la forma en que la iglesia responda es crucial para su credibilidad moral", dijo el portavoz jefe del Vaticano, padre Federico Lombardi, a Radio Vaticana.
Aunque los casos citados sucedieron hace muchos años, "incluso hace décadas, reconocerlos y compensar a la víctimas es el precio para restablecer la justicia y mirar hacia el futuro con renovado vigor, humildad y confianza", agregó Lombardi.
El domingo marcó el inicio de una frenética semana durante la que el Papa presidirá siete grandes actos religiosos.
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